“Era la consigna que pasaba de boca en boca y que había venido pasando de generación en generación, como en la inminencia de un peligro general. Lo decía el brasero sin oficio, el industrial y el comerciante que se afanaban en un trabajo ímprobo, el capitalista que veía en peligro su hacienda, el intelectual que atesoraba los más puros valores espirituales y vivía temeroso de encontrar un día violentada y prostituida su riqueza. Es necesario escapar.”
Avanzado el capítulo antes citado de Reinaldo Solar, nos encontramos a nuestro protagonista en una encendida discusión con su amigo Antonio Menéndez, donde trata de hacerle entender el por qué, quedarse en la Patria, es una decisión equivocada. En el cenit de la controversia, dirá Reinaldo:
"¿Crees cumplir tu deber tolerando, encerrado en una olímpica indiferencia, que la Patria esté en manos de los peores?" A esta pregunta-sobra decir, de una actualidad ensordecedora- Antonio responderá: “Ese es un error de perspectiva circunstancial. La Patria no está en manos de los malos, sino en el corazón de los buenos”.
Finalmente, aunque se sitúe dentro de la novela en un momento anterior a la disputa mencionada, Antonio, tratando de atajar el ataque que le dirigiera Reinaldo, esgrime:
“A ti te parece que el deber de nosotros es la expatriación, y yo opino lo contrario. Creo que nuestro deber está en quedarnos aquí, para sufrir con todo el corazón la parte que nos corresponde en el dolor de la Patria, para desaparecer con ella, si ella perece; para tener la satisfacción de decir más tarde, si ella se salva y prospera: yo tengo derecho a este bienestar porque lo compré con mi dolor”.
Vía: Cdcm2112